martes, 28 de mayo de 2013

Relato de un náufrago, comienzo de un exilio

Prólogo de Gabriel García Márquez, Relato de un náufrago (Bogotá, 1955 - Barcelona, 1970)




La historia de esta historia

El 28 de febrero de 1955 se conoció la noticia de que ocho miembros de la tripulación del destructor Caldas, de la Marina de Guerra de Colombia, habían caído al agua y desaparecido a causa de una tormenta en el mar Caribe. La nave viajaba desde Mobile, Estados Unidos, donde había sido sometida a reparaciones, hacia el puerto colombiano de Cartagena, adonde llegó sin retraso dos horas después de la tragedia. La búsqueda de los náufragos se inició de inmediato, con la colaboración de las fuerzas norteamericanas del Canal de Panamá, que hacen oficios de control militar y otras obras de caridad en el sur del Caribe. Al cabo de cuatro días se desistió de la búsqueda, y los marineros perdidos fueron declarados oficialmente muertos. Una semana más tarde, sin embargo, uno de ellos apareció moribundo en una playa desierta del norte de Colombia, después de permanecer diez días sin comer ni beber en una balsa a la deriva. Se llamaba Luis Alejandro Velasco. Este libro es la reconstrucción periodística de lo que él me contó, tal como fue publicada un mes después del desastre por el diario El Espectador de Bogotá.
Lo que no sabíamos ni el náufrago ni yo cuando tratábamos de reconstruir minuto a minuto su aventura, era que aquel rastreo agotador había de conducirnos a una nueva aventura que causó un cierto revuelo en el país, que a él le costó su gloria y su carrera y que a mí pudo costarme el pellejo. Colombia estaba entonces bajo la dictadura militar y folklórica del general Gustavo Rojas Pinilla, cuyas dos hazañas más memorables fueron una matanza de estudiantes en el centro de la capital cuando el ejército desbarató a balazos una manifestación pacífica, y el asesinato por la policía secreta de un número nunca establecido de taurófilos dominicales, que abucheaban a la hija del dictador en la plaza de toros. La prensa estaba censurada, y el problema diario de los periódicos de oposición era encontrar asuntos sin gérmenes políticos para entretener a los lectores. En El Espectador, los encargados de ese honorable trabajo de panadería éramos Guillermo Cano, director; José Salgar, jefe de redacción, y yo, reportero de planta. Ninguno era mayor de treinta años.
Cuando Luis Alejandro Velasco llegó por sus propios pies a preguntarnos cuánto le pagábamos por su cuento, lo recibimos como lo que era: una noticia refrita. Las fuerzas armadas lo habían secuestrado varias semanas en un hospital naval, y sólo había podido hablar con los periodistas del régimen, y con uno de oposición que se había disfrazado de médico. El cuento había sido contado a pedazos muchas veces, estaba manoseado y pervertido, y los lectores parecían hartos de un héroe que se alquilaba para anunciar relojes, porque el suyo no se atrasó a la intemperie; que aparecía en anuncios de zapatos, porque los suyos eran tan fuertes que no los pudo desgarrar para comérselos, y en otras muchas porquerías de publicidad. Había sido condecorado, había hecho discursos patrióticos por radio, lo habían mostrado en la televisión como ejemplo de las generaciones futuras, y lo habían paseado entre flores y músicas por medio país para que firmara autógrafos y lo besaran las reinas de la belleza. Había recaudado una pequeña fortuna. Si venía a nosotros sin que lo llamáramos, después de haberlo buscado tanto, era previsible que ya no tenía mucho que contar, que sería capaz de inventar cualquier cosa por dinero, y que el gobierno le había señalado muy bien los límites de su declaración. Lo mandamos por donde vino. De pronto, al impulso de una corazonada, Guillermo Cano lo alcanzó en las escaleras, aceptó el trato, y me lo puso en las manos. Fue como si me hubiera dado una bomba de relojería.
Mi primera sorpresa fue que aquel muchacho de veinte años, macizo, con más cara de trompetista que de héroe de la patria, tenía un instinto excepcional del arte de narrar, una capacidad de síntesis y una memoria asombrosas, y bastante dignidad silvestre como para sonreírse de su propio heroísmo. En veinte sesiones de seis horas diarias, durante las cuales yo tomaba notas y soltaba preguntas tramposas para detectar sus contradicciones, logramos reconstruir el relato compacto y verídico de sus diez días en el mar. Era tan minucioso y apasionante, que mi único problema literario sería conseguir que el lector lo creyera. No fue sólo por eso, sino también porque nos pareció justo, que acordamos escribirlo en primera persona y firmado por él. Ésta es, en realidad, la primera vez que mi nombre aparece vinculado a este texto.
La segunda sorpresa, que fue la mejor, la tuve al cuarto día de trabajo, cuando le pedí a Luis Alejandro Velasco que me describiera la tormenta que ocasionó el desastre. Consciente de que la declaración valía su peso en oro, me replicó, con una sonrisa: «Es que no había tormenta». Así era: los servicios meteorológicos nos confirmaron que aquél había sido uno más de los febreros mansos y diáfanos del Caribe. La verdad, nunca publicada hasta entonces, era que la nave dio un bandazo por el viento en la mar gruesa, se soltó la carga mal estibada en cubierta, y los ocho marineros cayeron al mar. Esa revelación implicaba tres faltas enormes: primero, estaba prohibido transportar carga en un destructor; segundo, fue a causa del sobrepeso que la nave no pudo maniobrar para rescatar a los náufragos, y tercero, era carga de contrabando: neveras, televisores, lavadoras. Estaba claro que el relato, como el destructor, llevaba también mal amarrada una carga política y moral que no habíamos previsto.
La historia, dividida en episodios, se publicó en catorce días consecutivos. El propio gobierno celebró al principio la consagración literaria de su héroe. Luego, cuando se publicó la verdad, habría sido una trastada política impedir que se continuara la serie: la circulación del periódico estaba casi doblada, y había frente al edificio una rebatiña de lectores que compraban los números atrasados para conservar la colección completa. La dictadura, de acuerdo con una tradición muy propia de los gobiernos colombianos, se conformó con remendar la verdad con la retórica: desmintió en un comunicado solemne que el destructor llevara mercancía de contrabando. Buscando el modo de sustentar nuestros cargos, le pedimos a Luis Alejandro Velasco la lista de sus compañeros de tripulación que tuvieran cámaras fotográficas. Aunque muchos pasaban vacaciones en distintos lugares del país, logramos encontrarlos para comprar las fotos que habían tomado durante el viaje. Una semana después de publicado en episodios, apareció el relato completo en un suplemento especial, ilustrado con las fotos compradas a los marineros. Al fondo de los grupos de amigos en alta mar, se veían sin la menor posibilidad de equívocos, inclusive con sus marcas de fábrica, las cajas de mercancía de contrabando. La dictadura acusó el golpe con una serie de represalias drásticas que habían de culminar, meses después, con la clausura del periódico.
A pesar de las presiones, las amenazas y las más seductoras tentativas de soborno, Luis Alejandro Velasco no desmintió una línea del relato. Tuvo que abandonar la Marina, que era el único trabajo que sabía hacer, y se desbarrancó en el olvido de la vida común. Antes de dos años cayó la dictadura y Colombia quedó a merced de otros regímenes mejor vestidos pero no mucho más justos, mientras yo iniciaba en París este exilio errante y un poco nostálgico que tanto se parece también a una balsa a la deriva [...].


 

Final de la autobiografía de García Márquez, Vivir para contarla (2002)

No eran los mejores tiempos para soñar. Desde el relato del náufrago me habían aconsejado que permaneciera un tiempo fuera de Colombia mientras se aliviaba la situación por las amenazas de muerte, reales o ficticias, que nos llegaban por diversos medios. Fue lo primero en que pensé cuando Luis Gabriel Cano me preguntó sin preámbulos qué pensaba hacer el miércoles próximo. Como no tenía ningún plan me dijo con su flema de costumbre que preparara mis papeles para viajar como enviado especial del periódico a la Conferencia de los Cuatro Grandes, que se reunía la semana siguiente en Ginebra.

Lo primero que hice fue llamar por teléfono a mi madre. La noticia le pareció tan grande que me preguntó si me refería a alguna finca que se llamaba Ginebra. «Es una ciudad de Suiza», le dije. Sin inmutarse, con su serenidad interminable para asimilar los estropicios menos pensados de sus hijos, me preguntó hasta cuándo estaría allá, y le contesté que volvería a más tardar en dos semanas. En realidad iba sólo por los cuatro días que duraba la reunión. Sin embargo, por razones que no tuvieron nada que ver con mi voluntad, no me demoré dos semanas sino casi tres años. Entonces era yo quien necesitaba el bote de remos aunque sólo fuera para comer una vez al día, pero me cuidé bien de que no lo supiera la familia. Alguien pretendió en alguna ocasión perturbar a mi madre con la perfidia de que su hijo vivía como un príncipe en París después de engañarla con el cuento de que sólo estaría allá dos semanas.

-Gabito no engaña a nadie -le dijo ella con una sonrisa inocente-, lo que pasa es que a veces hasta Dios tiene que hacer semanas de dos años.

Nunca había caído en la cuenta de que era un indocumentado tan real como los millones desplazados por la violencia. No había votado nunca por falta de una cédula de ciudadanía. En Barranquilla me identificaba con mi credencial de redactor de El Heraldo, donde tenía una falsa fecha de nacimiento para eludir el servicio militar, del cual era infractor desde hacía dos años. En casos de emergencia me identificaba con una tarjeta postal que me dio la telegrafista de Zipaquirá. Un amigo providencial me puso en contacto con el gestor de una agencia de viajes que se comprometió a embarcarme en el avión en la fecha indicada, mediante el pago adelantado de doscientos dólares y mi firma al calce de diez hojas en blanco de papel sellado. Así me enteré por carambola de que mi saldo bancario era una cantidad sorprendente que no había tenido tiempo de gastarme por mis afanes de reportero. El único gasto, aparte de los míos personales que no sobrepasaban los de un estudiante pobre, era el envío mensual del bote de remos para la familia.

La víspera del vuelo, el gestor de la agencia de viajes cantó frente a mí el nombre de cada documento a medida que los ponía sobre el escritorio para que no los confundiera: la cédula de identidad, la libreta militar, los recibos de paz y salvo con la oficina de impuestos y los certificados de vacuna contra la viruela y la fiebre amarilla. Al final me pidió una propina adicional para el muchacho escuálido que se había vacunado las dos veces a nombre mío, como se vacunaba a diario desde hacía años para los clientes apresurados.

Viajé a Ginebra con el tiempo justo para la conferencia inaugural de Eisenhower, Bulganin, Edén y Faure, sin más idiomas que el castellano y viáticos para un hotel de tercera clase, pero bien respaldado por mis reservas bancarias. El regreso estaba previsto para unas cinco semanas, pero no sé por qué rara premonición repartí entre los amigos todo lo que era mío en el apartamento, incluida una estupenda biblioteca de cine que había reunido en dos años con la asesoría de Alvaro Cepeda y Luis Vicens [...].

Horas después, en el taxi que me llevaba al aeropuerto de Barranquilla bajo el ingrato cielo más transparente que ningún otro del mundo, caí en la cuenta de que estaba en la avenida Veinte de Julio. Por un reflejo que ya formaba parte de mi vida desde hacía cinco años miré hacia la casa de Mercedes Barcha. Y allí estaba, como una estatua sentada en el portal, esbelta y lejana, y puntual en la moda del año con un vestido verde de encajes dorados, el cabello cortado como alas de golondrinas y la quietud intensa de quien espera a alguien que no ha de llegar. No pude eludir el frémito de que iba a perderla para siempre un jueves de julio a una hora tan temprana, y por un instante pensé en parar el taxi para despedirme, pero preferí no desafiar una vez más a un destino tan incierto y persistente como el mío.

En el avión en vuelo seguía castigado por los retortijones del arrepentimiento. Existía entonces la buena costumbre de poner en el respaldo del asiento delantero algo que en buen romance todavía se llamaba recado de escribir. Una hoja de esquela con ribetes dorados y su cubierta del mismo papel de lino rosa, crema o azul, y a veces perfumado. En mis pocos viajes anteriores los había usado para escribir poemas de adioses que convertía en palomitas de papel y las echaba al vuelo al bajar del avión. Escogí uno azul celeste y le escribí mi primera carta formal a Mercedes sentada en el portal de su casa a las siete de la mañana, con el traje verde de novia sin dueño y el cabello de golondrina incierta, sin sospechar siquiera para quién se había vestido al amanecer. Le había escrito otras notas de juguete que improvisaba al azar y sólo recibía respuestas verbales y siempre elusivas cuando nos encontrábamos por casualidad. Aquéllas no pretendían ser más que cinco líneas para darle la noticia oficial de mi viaje. Sin embargo, al final agregué una posdata que me cegó como un relámpago al mediodía en el instante de firmar: «Si no recibo contestación a esta carta antes de un mes, me quedaré a vivir para siempre en Europa». Me permití apenas el tiempo para pensarlo otra vez antes de echar la carta a las dos de la madrugada en el buzón del desolado aeropuerto de Montego Bay. Ya era viernes. El jueves de la semana siguiente, cuando entré en el hotel de Ginebra al cabo de otra jornada inútil de desacuerdos internacionales, encontré la carta de respuesta.

FIN






lunes, 27 de mayo de 2013

Indice Gabriel García Márquez. Raquel de Padua


ÍNDICE.


  1. Introducción: origen y juventud del escritor.
  2. ¿Por qué se fue de su ciudad?
  3. Trabajo en Nueva York y México.
  4. Primer exilio: París, España, visitas a Cuba.
  5. Fama internacional: regreso a Colombia.
  6. Segundo exilio de Gabriel García Márquez en 1981: México.
  7. Su regreso a la ciudad donde nació: un símbolo en su autobiografía.
Raquel de Padua Quella . 4ºB

jueves, 23 de mayo de 2013

EXILIADOS Y EMIGRANTES

EXILIADOS Y EMIGRANTES

1. MOTIVOS PARA ABANDONAR SU TIERRA 
Ciudadanos españoles que durante la Guerra Civil Española de 1936 a 1939 y la inmediata posguerra, se vieron forzados a abandonar su tierra natal y desplazarse a otros países por motivos ideológicos y de conciencia, o por temor a las represalias por parte del bando vencedor y del régimen político autoritario instaurado en España, permaneciendo en el extranjero hasta que la evolución de las circunstancias internas del país les permitió regresar paulatinamente, aunque fueron muchos los que finalmente se integraron en las sociedades que les dieron refugio, contribuyendo en algunos destacados casos a su desarrollo.

2. CONDICIONES DE VIDA

Una gran parte de los primeros refugiados, hasta 440 000 en Francia según un informe oficial de marzo de 1939, tuvieron que afrontar inicialmente duras condiciones de vida, que se agravaron como resultado del estallido de la Segunda Guerra Mundial y aunque muchos de ellos lograron regresar en la década de 1940, el exilio republicano "permanente" quedó constituido por unas 220 000 personas de las cuales muchas eran excombatientes, políticos o funcionarios comprometidos directamente con la causa republicana pero entre las que había también miles de parientes y civiles, junto con un número significativo de niños, intelectuales, personalidades de la cultura y artistas, científicos y docentes, y personas de profesiones cualificadas, lo que supuso un condicionante más en el proceso de reconstrucción del país, a consecuencia del conflicto.

3. DESTINOS 


Los principales países de destino fueron, en particular, Francia, México y Argentina, pero también fueron amparados grupos importantes en otros países europeos y americanos como Chile, Cuba, República Dominicana la Unión Soviética, Estados Unidos y el Reino Unido.





Exilio y Regreso 

Ramón José Sender Garcés (Chalamera, Huesca, 3 de febrero de 1901 - San Diego, Estados Unidos, 16 de enero de 1982), conocido como Ramón J. Sender, fue un escritor español.

Tras pasar por un campo de concentración, en marzo de 1939 (la guerra acabaría en abril) se embarcó como tantos exiliados hacia México, donde vivió hasta 1942, año en que se trasladó a Estados Unidos, donde fue profesor de literatura. Entre 1950 y 1954 tuvo lugar la Caza de brujas con la que el senador ultraderechista McCarthy quiso «limpiar de rojos» los EEUU. Ramón J. Sender se vio forzado a firmar un furibundo manifiesto anticomunista para no perder su empleo en la Universidad de San Diego. En esta época se volvió a casar y tuvo otros dos hijos, pero las constantes infidelidades por su parte motivaron la disolución de su familia. Sobre esta última época de su vida es reveladora la activa correspondencia que intercambió con la escritora Carmen Laforet, a quien conoció cuando ella viajó a los Estados Unidos en 1965; ahí se testimonia la grandeza y generosidad de Sender, y su difícil o imposible acomodamiento a la realidad de la vejez.
En esta etapa su producción literaria aumentó considerablemente. Convertido en apolítico para no ser depurado por McCarthy (dirá a Laforet «sólo guardo rencor a ese césar pequeñito»), regresó a España cuando le concedieron el Premio Planeta por En la vida de Ignacio Morell (1969) (Franco había decretado ese año una amnistía para todos los crímenes cometidos en la Guerra Civil) y pasó allí largas temporadas a partir de 1976, declarando su intención de volver de nuevo para fijar ya su residencia en su país natal. En 1980 solicitó desde San Diego (California) recuperar la nacionalidad española y renunciar a su nacionalidad estadounidense. Murió dos años después en Estados Unidos, el 16 de enero de 1982.


miércoles, 22 de mayo de 2013

Rafael Alberti en 1977: entrevista "a fondo"

Entrevista a Alberti en el programa "A fondo" por Soler Serrano


01 Rafael Alberti - A Fondo, TVE Soler Serrano from Centro del Festival de Mérida on Vimeo.


Vamos a tomar notas de esta entrevista histórica:
1) Repaso de la formación del poeta y de la generación del 27: etapas hasta la Guerra Civil.
2) La experiencia dolorosa del exilio y su compromiso con la creación poética, además de con el comunismo.
3) La vivencia extraordinaria del regreso a una España predemocrática.

Parte final de la entrevista: regreso

Concluye con la lectura por el propio Alberti de una obra satírica que refleja las impresiones diversas (a favor y en contra) escuchadas a su regreso: Denuestos y alabanzas rimados en mi propio honor (1977).

Hijos y nietos de la emigración: los retornados españoles


"A través del discurso de los emigrantes retornados pode-mos apreciar que todos han vivido las consecuencias de la Guerra Civil, lo que se traduce en una vida de trabajo muy poco rentable, una vida de lucha de temor y de miseria, además de un fuerte afán de superación. El motivo de dejar España para ir a trabajar a otro país varía de unos individuos a otros. Así lo refleja Cazorla (1981,172). No todos partieron por las mismas causas, no todos tenían los mismos motivos para emigrar, a unos les costó más que a otros dejar su tierra... Lo que sí creemos que influyó considerablemente fue la precariedad del trabajo que tenían aquí y el atractivo de las personas que venían de vacaciones con ostentosos “lujos” materiales, mostrando sus “triunfos” o, lo que venía a ser igual, aquellas personas a las que no se conocía pero que “de oídas” se sabía que les iba bien la vida (grupos de referencia).
De ahí surgía la idea de que los nuevos emigrantes en poco tiempo también volverían con una base económica que les proporcionaría mejor posición económica y social".
p. 221

"Con respecto a la educación de los hijos, en todos nuestros testimonios se manifiesta que la experiencia ha sido buena, pese a constituir un tema difícil, y comparando la enseñanza en el país de destino con la que recibe en España se comenta:
En ese aspecto (la enseñanza), todo nos fue bien. Mis hijos hicieron sus aprendizajes.... Saben leer y escribir en los dos idiomas (Miguel).
Y el mismo entrevistado continua diciendo:
En Francia no es como aquí, que cuando cumples los dieciséis ya te echan de la escuela. Allí, antes de poner al niño en la calle, se ocupan de que aprendan lo que sea. Porque hay personas que no prometen en los estudios (Miguel).
Se destaca el discurso del éxito en el sistema escolar, vinculando más a la buena adaptación que han tenido sus hijos, a la imagen social, que al rendimiento cadémico, que no están en condiciones de evaluar, pues la mayoría no ha completado sus estudios primarios"
p.245.

"El retorno no se puede enfocar como un hecho aislado, sino como un fenómeno global que implica la vuelta a unas situaciones, durante mucho tiempo añoradas e idealizadas por la distancia. Se trata de un tema con múltiples connotaciones vivenciales. Está vinculado al grado de integración en el país anfitrión y al sentimiento de pertenencia que tenga el emigrante con respecto a su país de ori gen. Muchas veces se fomenta intencionadamente este sentimiento de pertenencia por los medios de comunicación (Radio Exterior, la revista Carta de España, etc.), que buscan mantener vivo el contacto del emigrante con España.
La sociedad anfitriona será siempre un importante marco referencial que provocará en los emigrantes retornados sentimientos contradictorios.
(...) Mi mujer y yo siempre tuvimos claro el volver a España.... Hoy, a mis hijas y a mi mujer no les importaría en absoluto volver, están deseando.... Nosotros allí hemos vivido muy bien (Francisco).
A pesar de esta contradicción, podemos encontrar cientos de ejemplos que nos acreditan que todo emigrante sale con la intención de volver algún día a su tierra. La mayoría de los entre- vistados en este estudio afirma que siempre estuvo en sus mentes la idea del regreso no ya sólo a su país, sino a su localidad de origen y superar el “status” que poseía cuando marchó con la ayuda de sus ahorros adquiridos a lo largo de los años de trabajo en el exterior Cazorla 1981,174). El deseo más fuerte del que emigra es volver y recibir las alabanzas de su familia y de su pueblo (Cazorla 1989)".
p. 247.


Historia de mi tio emigrante


Mi tío terminó los estudios de filología inglesa en 2001 a la edad de 26 años. Se llevó un año entero buscando trabajo, pero nadie requería su presencia como profesor; solo algunas temporadas de un mes o unas semanas para sustituir alguna baja. 
Después de no encontrar trabajo y quedarse pelado, decidió irse a Inglaterra a buscar fortuna. En febrero de 2002 cogió un avión hacia Inglaterra, a Londres, donde encontró trabajo. A las pocas semanas, estuvo trabajando allí, en un instituto hasta 2007, cuando se dio de baja por una rotura del brazo izquierdo y añoró el tiempo en España y a la familia; tanto que decidió venirse a España de nuevo. En Diciembre volvió a España para ver a la familia y en el Instituto Macarena encontró trabajo, donde hasta hoy día sigue trabajando. 

Regreso de Jorge Semprún






martes, 21 de mayo de 2013

Exilio y regreso: testimonios

"Desde entonces a hoy —escribe—, en que me propongo continuarlas, han pasado veinticinco años. Y me encuentro viviendo en España, digo en Madrid, desde 1977, después de mi regreso de la República Argentina y de Italia, es decir, de un destierro que duró casi treinta y nueve años». (La arboleda perdida. Libros III y IV de memorias, Barcelona, Seix Barral, 1987, p.7)".


Bibliografía útil sobre el regreso de los exiliados:
Juan B. Vilar, "El exilio en la España Contemporánea": cap. 7, "El final del exilio", Universidad de Murcia, 2006.





Ana del Bosque




Benita Mendiola




Francisco Aura

lunes, 20 de mayo de 2013

Regreso de Laura Restrepo a Colombia

Borrador emigración Garcia Márquez.

El regreso Gabriel García Márquez. Gabriel García nació en Aracataca , Colombia. Vivio unos años con sus abuelos, y luego cuando murieron se fue a vivir con sus padres. En 1936, cuando murió el abuelo , tuvo que irse a vivir con sus padres al sabanero y fluvial puerto de Sucre, de donde salió para estudiar interno en el colegio San José, de Barranquilla, donde a la edad de diez años ya escribía versos humorísticos. En 1940, gracias a una beca, ingresó en el internado del Liceo Nacional de Zipaquirá. En Zipaquirá tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946. En 1947, presionado por sus padres, se trasladó a Bogotá a estudiar derecho en la Universidad Nacional. Cuatro años estuvo ausente de Colombia. Vivió una larga temporada en París, y recorrió Polonia y Hungría, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la Unión Soviética. Gabriel estuvo y vivió en muchos lugares del mundo. Pero cuando cumplió sus 80 años en 2007 regreso a Aracataca para un homenaje que le rinde al gobierno Colombiano.
 Raquel de Padua.

“Un día voy a volver”

Mis padres tuvieron que dejar Bolivia, porque a mi madre le detectaron una enfermedad, ya que en mi país costaba mucho dinero. Mi padre la acompañó para que no estuviera sola; mientras, él trabajaba para mis hermanos y para mi.
Le dijeron los médicos a mi madre que necesitaba un trasplante, pero para eso había que esperar. Ella estando sola sin sus hijos y la preocupación que sentía al no saber de ellos era lo peor.
Un 4 de Enero de 2007 mi hermana pequeña y yo tuvimos que viajar a España, con una felicidad enorme de volver a ver a mis padres nuevamente. Yo quería que estuviéramos juntos todos como una familia pero era imposible ya que mis hermanos mayores estaban en mi país.Todo era muy bonito, felices de estar con ellos, pero luego pasaban los meses y empecé a sentir  la nostalgia y añoranza de mi tierra y los seres queridos que estaban lejos de mi. América y Europa están muy alejados entre sí y el viaje es demasiado caro. No es fácil verse seguido.  
El concepto de familia en España es diferente a la boliviana y latinoamericana. En España la familia se reduce a los padres y los hijos. No es común reunirse con tíos, primos y otros parientes, a no ser raras ocasiones festivas. 
Ahora ya soy adolescente,y después de la perdida de mi madre me he quedado con mi padre y mi hermana solos. La verdad, no sé cuándo volveremos, pero de lo que si estoy segura es de una vez esté allí, ya no volveré a separarme de mi familia.


Tengo mucha nostalgia de mi tierra, de mi gente, de mi familia: a ver si algún día puedo volver.

Inmigrantes en Bélgica

Emigración de Letonia.

MI MIGRACIÓN

Historia sobre la emigración de Letonia


Al menos 500.000 personas han abandonado Letonia desde que recuperó su independencia en 1991, una situación que se podría comparar con el período de posguerra. Debe admitirse que Letonia aún no supera la crisis, además de la situación actual de la población, en el Plan Nacional de Desarrollo.
La primera parte de la década de los 90 cayó la esperanza de vida al nacer. A las muertes prematuras había que añadir una situación económica muy mala que empujaba a la emigración y reducían el índice de natalidad. La mayor parte de los habitantes perdidos por la pequeña república báltica son debido a la “emigración de largo plazo”. La emigración en Letonia es mucho más grande y los habitantes reales son menos.

Tengo un amigo que vive en mi pueblo, y lo conozco desde hace tres años; él es de Letonia y me explicó la historia de por qué se vino a vivir aquí. Su padre perdió el trabajo y tuvo que venirse a Huelva porque le daban trabajo fijo, pero su madre y él se quedaron allí en Letonia , y su padre iba a visitarles durante un mes al año. La madre echaba de menos a su marido y decidió irse a vivir con ellos, cuando mi amigo tenía nueve años. Cuando tenía diez años, al padre lo trasladaban a Sevilla para trabajar allí y su madre y él se fueron para vivir, pero solo un año porque después se vinieron a mi pueblo, a pocos kilómetros de la ciudad. Y aquí llevan tres años, pero el padre ahora trabaja en Portugal y lo ve dos semanas al mes. Le pregunté si le gusta vivir aquí y me dijo que si pero que echa de menos su país, y quiere ir a pasar algún verano allí. Su abuela y sus primos vienen todos los veranos y se quedan dos meses. 

Raquel de Padua.

Mi emigración a España


Mi historia empieza de una de las maneras más tristes que hay.
Mi madre tuvo que dejar el país por la necesidad de una vida mejor. Por eso, decidió que el mejor país para emigrar sería España. Cuando llegó a este país se dedicó a trabajar duro para poder mandar a mi abuela que se había encargado de mi, siendo mi tutora legal. La vida no nos fue fácil en aquella época, pero mi madre se encargó de viviéramos de la mejor manera posible, ya que se encargaba de mandar dinero mensualmente. Con ese dinero nos ayudaba para la comida, el alquiler, caprichos, etc. En aquella época España estaba bien económicamente y el euro valía mucho en mi país.
Pasaron los años y la cosa seguía igual. La muerte de mi padre influyó mucho para que yo viniera a España totalmente. Fue algo doloroso para todos, ya que murió injustamente. Las situaciones se empezaron a complicar poco a poco y los papeleos para la llegada mía inminente a España se hacían necesarios. La falta de amor de una madre se echaba de menos, aunque el cariño maternal por parte de mi abuela fue bastante bueno.
Cuando llegó el momento de mi partida a un mundo totalmente distinto, la vida iba a empezar de nuevo.
Cuando nos encontrábamos en el aeropuerto mis pensamiento se dispararon, ya que pensaba qué iba a ser de mi en un lugar donde no conocía a nadie y que iba a ser totalmente distinto al lugar en el que nací. Me encontraba triste y desganado, pero alegre y con ganas, porque volvería a ver a mi madre.
Cuando llegué todo era totalmente distinto: la gente, los lugares, el ambiente; todo... era totalmente distinto... Pero no me importaba porque ya estaba con la mujer a la que más amaba, mi madre.


jueves, 16 de mayo de 2013

La democracia


Índice.

1.Origen y significado.
2.La instauración de la democracia
      2.1 Los primeros años de democracia.
      2.1 La constitución de 1978.
3.La crisis del gobierno de UCD.
      3.1 Los enemigos de la democracia.
      3.2 El golpe de Estado del 23-F.
4.La etapa socialista( 1982-1996)
           4.1. Las reformas socialistas.

5.Democracia y Derechos humanos.


1.Origen y significado.

Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. El término democracia proviene del antiguo griego y fue acuñado enen el Atenas siglo V a. C.

2.La instauración de la democracia.
      2.1 Los primeros años de democracia:
Las primeras elecciones democráticas (15 de junio de 1997) las ganó Unión de Centro Democrático (UCD) , el partido de Adolfo Suárez , que formó gobierno.
Todas las reformas se pactaron entre las diferentes fuerzas políticas y sociales:

-Los partidos , junto con la patronal y los sindicatos firmaron los Pactos de la Moncloa para reducir la conflictividad social.
-Se acordó un aumento de la aportación de l Seguridad Social.
-Se realizó una reforma tributaria y se decretó una segunda amnistía.
      2.2 La Constitución de 1978 :
Representantes de todos los partidos parlamentarios redactaron una Constitución , que fue refrendada por los ciudadanos el 6 de diciembre de 1978. La nueva Constitucion establece :

-El Estado español es social y democático de derecho. Su política es la monarquía parlamentaria.
-La soberanía reside en el pueblo. Se garantizan los derechos y la igualdad ante la ley.
-Recoge la división de poderes : poder legislativo, ejecutivo y judicial.

3.La crisis del gobierno de UCD.
      3.1. Los enemigos de la democracia :
En esos años la democracia española sufrió el acoso de grupos extremistas :
-Las organizaciones terroristas ETA y GRAPO provocaban numerosos atentados.
-La extrema derecha actuaban en la calle de forma violenta.
      3.2. El golpe de Estado del 23-F :
El 23 de febrero de 1981 , el teniente coronel Tejero , con un grupo de guardias civiles, llevó a cabo un intento de golpe de Estado secuestrando al gobierno y a los diputados en el Congreso. Su objetivo era imponer un nuevo gobierno que limitara la democracia , frenase el proceso autonómico y revisase la Constitución. Tras el golpe de Estado del 23-F se formó un nuevo gobierno de UCD presidido por Leopoldo Calvo Sotelo.

4. La etapa socialista(1982-1996)

4.1. Las reformas socialistas: Los socialistas emprendieron un amplio programa de reformas:
-Se consiguió modernizar la economía, aunque se perdieron muchos puestos de trabajo.
-El gobierno incremento los gastos sociales y realizo numerosas obras públicas.
-Se impulsó una reforma del ejercito para alejar el peligro golpista y se luchó contra el terrorismo de ETA.
-Se implantó la educación obligatoria hasta los 16 años.

5. Democracia y derechos humanos.

Por derechos humanos y de los ciudadanos se entiende el conjunto de derechos civiles, políticos y sociales que están en la base de la democracia moderna. Estos alcanzan su plena afirmación en el siglo XX.
  • Derechos civiles: libertad individual, de expresión, de ideología y religión, derecho a la propiedad, de cerrar contratos y a la justicia. Afirmados en el siglo XVIII.
  • Derechos políticos: derecho a la participación en el proceso político como miembro de un cuerpo al que se lo otorga autoridad política. Afirmados en el siglo XIX.
  • Derechos sociales: libertad sindical y derecho a un bienestar económico mínimo y a una vida digna, según los estándares prevalentes en la sociedad en cada momento histórico. Afirmados en el siglo XX.


martes, 14 de mayo de 2013

Proyecto de investigación con Storify: historias de la emigración por países

Vamos a estrenar una herramienta que se adapta a la realidad de nuestras conexiones de banda estrecha y nuestros ordenadores del año 2005.
Storify es una aplicación en línea, que puede bajarse al móvil y utilizarse en muchas circunstancias. Permite enlazar vínculos de todas las redes sociales en una secuencia, en forma de historia: páginas web, entradas de blog, música, vídeos, comentarios en FB o Tuenti, mensajes en Twitter.
Así pues, se trata de que aprendamos sencillamente a manejarla con ayuda de un tutorial y por una causa emocionante: investigar acerca de las emigraciones desde los países de origen que prefiramos (incluida España). Sus propósitos, sus aventuras, sus pasiones y padecimientos, sus logros, sus esperanzas. Pero también los datos estadísticos y estudios, si los hay.

El tren de la emigración: documentales


1. La emigración española durante dos décadas:

El tren de la memoria (2005), de Marta Arribas y Ana Pérez


2. La emigración latina hacia USA: de Centroamérica a la frontera con México

El tren de las moscas



El tren de la muerte

NADA-CARMEN LAFORET


Comentario Formal:

Tema: 
Una joven universitaria va  estudiar filosofía a la ciudad de Barcelona
Resumen: 
La protagonista de la novela es una joven, llamada Andrea. Se traslada a la ciudad de Barcelona para estudiar y empezar una nueva vida. Cuando Andrea llega a casa de su abuela,sus ilusiones se ven rotas .En este piso de la calle de Aribau, donde aparte de su abuela viven su tía Angustias, su tío Román, su tío Juan, la mujer de este último, Gloria, y la criada, todo en ese lugar era gritos y peleas.
Conoció a su intima amiga Ena en la Universidad, ella le invitó a su casa una tarde. Ena era de familia adinerada. Mas adelante esta desempeñará un papel importante en su vida, pues junto a ella aprenderá lo que el mundo exterior puede ofrecer.
Le pidió que le presentara a su tío Román que años antes era un violinista famoso; lo que Andrea no sabia era que entre ellos había un misterio .Y por esa razón Román decide suicidarse.
Su tía Angustias entró a un convento de monjas.
Su amiga viajó hacia la capital Madrid; le pidió que Andrea que se fuera con ella, donde entró a la universidad a estudiar derecho.
Género + Recursos:
Es una novela autobiográfica, con diálogo, escrita con un estilo literario. 
Comentario Crítico
-Autor-Contexto: vivió el tiempo de la posguerra, poco después lo escribió. Nada es una novela escrita en el 1944.
-Intención
Carmen Laforet refleja el hambre, la violencia y la pobreza en la que se encontraba la España de la posguerra.
-Relación con otros autores
Ramón J. Sénder fue el único que la apoyó para que siguiera escribiendo mas libros. Además, comprendió su manera de narrar, que adaptaba su estilo al tema tratado y no se preocupaba de modas como el realismo social, aunque hablara de la realidad vivida.
-Postura personal sobre en tema
Tener que estar en su lugar: irme a vivir a casa de mis tías, con peleas, discusiones y gritos, lo considero inaguantable.