En definitiva, esta es una obra de madurez, donde el sentimiento y la
técnica del poeta se manifiestan en su máxima expresión. Los paisajes y
las gentes de una época decadente, que el poeta ve con pena, hacen que
nazca en él un deseo de mejora y renovación, que mezcla en el libro con
nostalgia, con leyendas de moraleja justiciera o con homenajes a otros
grandes literatos y pensadores de la época.
Con el libro, ha
quedado la mejor descripción de las tierras y de los hombres de Soria, y
posiblemente de toda la España de aquel tiempo, pero también la
descripción del sentimiento del poeta, de su amor por Leonor, que le
hace pasar de la mejor a la peor época de su vida, cuando muere.
La
técnica poética tiene una maestría que pone de relieve la madurez del
Machado más lírico, que incluso se permite utilizar el romance
tradicional para contar en verso lo que, contado sólo en prosa, sería ya
una de las mejores narraciones de la generación del 98, y emparentando
con otros poetas que también amaron a Soria, en prosa y verso, como
Gustavo Adolfo Bécquer.
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