Beatriz es
una joven de veinte años, es alta, morena, atractiva, muy alegre, competitiva, inteligente
y algo cabezota. Esta estudiando segundo de derecho, es muy constante en los
estudios y suele sacar buenas notas. Tiene muchos amigos y todos la consideran
una persona encantadora. Aun vive con sus padres, ya que no puede permitirse
alquilar un piso. Desde hace varios meses trabaja como camarera en un bar, y
con el dinero que gana lo aporta a su casa, ya que a su padre lo echaron del
trabajo hace poco; bueno, no todo lo aporta a su casa, más de la mitad se lo
gasta en bolsos, y en la factura del móvil.
Ella sabe
que gasta demasiado en esto último, pero no puede evitarlo, no podría vivir sin
tener la certeza de que esté donde esté, vaya donde vaya, tiene Internet, cobertura
y saldo para llamar; al final su única solución fue contratar tarifa plana. Y
claro tener Internet en un móvil antiguo era absurdo, así que se compro un Iphone,
poco después le ofrecieron un Samsung Galaxy por solo 30 €, no aceptarlo hubiera sido desaprovechar una gran
oportunidad, así que lo compró. Y así hasta llegar a cinco móviles en seis
meses. Ahora mismo tiene una Blackberry, y claro eso supone un gasto adicional, las
fundas. Las tiene amarillas, verdes, rosas, azules, naranjas, con flores, con
lunares, con banderas, etc.
Su
otra pasión son los bolsos, al principio solo los usaba para llevar cómodamente,
las llaves, el móvil, los pañuelos, etc. Pero a medida que fue creciendo los empezó
a usar como complemento, y claro, se compro un bolso baquero, otro de flores,
otro blanco, y prácticamente uno por cada conjunto de ropa que tenía. Al
principio se los compraba en Blanco, en Bershka, y en otras tiendas de ropa,
que es donde son más baratos, pero a medida que fue creciendo su poder adquisitivo
fueron encareciendo sus bolsos. Últimamente lo que más compra son imitaciones de marcas de
prestigio.
Ding-dong,
suena el timbre, Beatriz corre a abrir la puerta, es Marina una de sus mejores
amigas, viene a recogerla para salir un rato. Van a ir a dar una vuelta al
centro.
-Bea, date prisa-le mete prisas
su amiga-nos esperan abajo.
-Espera, cojo el bolso y el
móvil, y nos vamos.
-Corre, ¡date prisa!
-¿Qué bolso me pega más el
blanco, o el baquero?
-Coge el que quieras
-Ya voy-dice saliendo por la
puerta con un el bolso vaquero, lleva la Blackberry en la mano.
-Que pasada de funda llevas, es vaquera, igual que el bolso.
Cuando
llegan abajo se encuentran con las demás, cogen un autobús y en media hora están
en la Campana ,
lo primero que hacen cuando llegan es entrar en el Starbucks-ir al centro y no entrar, era ya
impensable para ellas, aunque fuera caro- y cada una se gasta 5€ en café. Deciden dar una vuelta por las tiendas,
pero sin intención de comprar nada. Mientras pasean van todas usando sus móviles.
Pero de repente,
un bolso de Desigual, es perfecto, pero cuesta 96€,
justo lo que faltaba para pagar la hipoteca en su casa ese mes. Nunca se había
enfrentado a un dilema como ese, finalmente, tras discutirlo con sus amigas, lo
compro.
Ahora
de vuelta a casa, mirando por la ventana del autobús, con su bolsa de Desigual
en las manos, se arrepiente de su compra. No debería haberse gastado un dinero
que no tenía, su adicción a los bolsos había llegado demasiado lejos. Vivía
rodeada de un lujo, de un exceso que no podía permitirse. Ya lo ha decidido,
mañana mismo devolverá el bolso a la tienda.
Hay adicciones peores, pero no más costosas :-)))
ResponderEliminarA mi me encanta todo lo que escribe María. Va para escritora :-)
ResponderEliminarYo ya se lo dije cuando leí el primer escrito suyo en primero, en clase de lengua. Es un escritora encerrada entre las rejas de su razón.
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ResponderEliminaresta super bn redactao desde mi punto de vista me encanta maria jaja:)
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